Paranoias, ahora escritas.

     Me dicen que escriba, intuyo que me lo dicen para que no les hable; no me gusta escribir, por lo tanto, ésto será simplemente un cúmulo de palabras que no aspira a cobrar ningún sentido, aunque, ¿qué son nuestras vidas? ¿tienen acaso algún sentido? Nos dejamos llevar por las costumbres, hacemos que lo convenido sea lo adecuado, cuando lo convenido, normalmente tiene como propósito el enriquecimiento, y no un enriquecimiento cultural, sino simplemente el hecho de tener más, más objetos o dinero que nos permita adquirir objetos; la gente ya no se fija en la belleza de los pequeños detalles y la importancia de las pequeñas cosas, ven una paloma muerta en la calle y pasan de largo expulsando un sentimiento de repugnancia, no se paran a pensar en la vida que haya podido tener esa paloma, seguro que ha visto más sitios que muchas de las personas que caminan por esa calle, y si no ha visto más cosas, seguro que ha sabido apreciar mejor los pequeños detalles. ¿Algo que me gustaría? Volar, ver la inmensidad de pequeños detalles en que nos movemos.
     Ahora voy a dormir, acción a la que he cogido mucho gusto últimamente; momento del día en que eres completamente libre, te importa bien poco lo que suceda a tu alrededor; somos increíbles, podemos soñar.
     Tras 24 días en el piso me he percatado de que dos cojines que suponía eran iguales tienen tonos de azul completamente diferentes, me ha sorprendido no haberme fijado en ese detalle anteriormente.

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