Cuando salí de casa aún era de día,
se acercaba el ocaso pero aún había claridad, me subí al
autobús, sabiendo que ese número me llevaría donde quería ir,
pero al ser la primera vez que lo cogía, no tenía la certeza; ahora
que estoy de vuelta, en la misma ruta, disfruto del viaje sabiendo
que aún me queda un rato para mi parada y que este autobús me lleva
con total certeza allí.
Delante de mi tengo una niña, intuyo
que es niña ya que lleva pendientes y una mirada muy dulce e
insegura, me mira fijamente, y al yo sonreír se gira asustada, no sé
cuanto años tendrá, supongo que no menos de dos, aunque aún no ha
dicho una palabra a su madre que sujeta el carrito. Acaba de emitir
unos sonidos que me hacen sospechar que tal vez no tenga ni siquiera
dos años. En la última parada se ha sentado junto a mi una señora,
no me he fijado mucho en ella pero he apreciado que ha saludado a la
niña, la cual ha pasado olímpicamente de ella, me está gustando
ésta chica; la señora, en vista de que la niña la ignora, sigue
intentándolo.
Ahora mismo no se exactamente donde
estoy, este autobús da muchas vueltas, solo tengo la certeza de que
no hemos pasado de mi parada ya que conduce cuesta abajo y el fin de
ruta está en el Hospital.
Acabo de girarme a ver que aspecto
tiene la señora y parece muy anciana, aunque no sabría determinar
la edad, no soy bueno en esto de edades, espero que no esté leyendo
esto, aunque lo dudo ya que el brillo está bastante bajo, de todos
modos, si lo está leyendo: Hola, señora, ¿le interesa? Escribo
porque de este modo me siento menos solo, un placer conocerla.
Mirando un poco alrededor me he fijado
de que el autobús tiene dos relojes, uno marca las 22:52 y el otro
las 20:21, la próxima parada es Foncalada 1, ¿dónde cojones está
eso?
El chófer acaba de pitarle a un coche
que tardó medio segundo en arrancar cuando el semáforo se puso en
verde, detesto a la gente que toca el claxon a la mínima, aunque
este chófer parecía simpático.
La señora acaba de bajarse, podría
preguntarle donde estamos, aunque ya es tarde, y creo que esto me va
sonando, ahí hay una oficina de Viajes Ecuador, aunque eso no ayude
mucho, más bien, ¿dónde no hay un puta Agencia de Viajes?
¡Anda! Pues sí que estaba
desorientado, estamos delante del Campoamor, solo me queda subir
Parque San Francisco y coger Calvo Sotelo, voy a mirar por la
ventana, ¡adiú!
No comments:
Post a Comment